Para no señalar a nadie vamos a hacer un paralelismo de un recuperador actual con un ganadero del antiguo oeste. Sus antes cientos de hermosas y orondas vacas, debido a una larguísima sequía, son ahora un puñado de delgados sacos de huesos que tienen más cuernos que carne y casi dan más disgustos que alegrías.(…)
Al final, pierden todos
